Es, precisamente, la persona que se encargará de “cerrar” nuestros asuntos una vez que ocurra nuestro fallecimiento y será, además, legalmente responsable de gestionar el patrimonio y administrarlo a favor de los herederos. Aunque se asimila a la figura del “albacea” que es designado por medio de legados (testamentos), no es exactamente igual, pues en cada país esa figura tiene distintas responsabilidades y derechos. En todo caso, actúa de forma similar, en el sentido en que se encarga de la administración del patrimonio. En Ontario, el executor o trustee puede ser designado mediante testamento escrito en vida del fallecido o bien puede ser designado por la Corte, en el supuesto en que no exista testamento.
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